El Consistorio incorpora 1,6 hectáreas al enclave municipal y anuncia una renaturalización con vegetación autóctona y su conectividad mediante senderos con lagares próximos
El Cerro Don Juan, frente al Cerro Macho, constituye el mayor enclave de monte mediterráneo de la denominada Sierra de Montilla, un espacio natural singular, que amplía su demarcación hasta las 6,6 hectáreas una vez que el Ayuntamiento montillano acaba de incorporar una finca colindante perteneciente originariamente a este paraje por 32.000 euros.
Así lo ha anunciado el alcalde de Montilla, Rafael Llamas, y la teniente de alcalde de Medio Ambiente, Raquel Casado, en su visita al Cerro Don Juan junto a Daniel Jiménez, presidente de la asociación vecinal Los Cerros, cuya sede se encuentra ubicada en esta zona. Completar la propiedad pública de la totalidad de Cerro Don Juan era una vieja aspiración de vecinos y Ayuntamiento, han reconocido, de modo que ambas partes han mostrado su satisfacción por añadir estos terrenos de 1,6 hectáreas al espacio de titularidad municipal.
La finca adquirida está dedicada actualmente al cultivo del olivar. El objetivo del Consistorio montillano es iniciar en breve la renaturalización y recuperación de la zona con especies autóctonas para emparejar estos nuevos terrenos al resto del Cerro Don Juan, convertido en las últimas décadas en un refugio para flora y fauna habitual en el monte mediterráneo.
“La regeneración vegetal en las 5 hectáreas de la que disfrutábamos ahora en el Cerro Don Juan se ha producido de forma natural; nuestra intención ahora en la nueva finca es acometer esta reforestación de una manera más intensa y para eso emplearemos los recursos económicos del Plan de Sostenibilidad Turística en Destino (PSTD)”, ha asegurado la concejala montillana, que ha situado en el eje 1 de este plan municipal, dotado en su conjunto con 2,7 millones de euros de fondos europeos, el marco presupuestario para actuar.
Con la compra de esta nueva franja de tierra, el Ayuntamiento montillano inicia una nueva fase de ampliación y recuperación de un espacio natural que viene siendo objeto de inversiones en los últimos años. A la construcción de la Aula de la Naturaleza, que sirve también de espacio para disfrute del colectivo vecinal, se le suman más recientemente la instalación de cámaras de seguridad que protegen el lugar de actos vandálicos, la habilitación de una zona de aparcamiento en el margen de la carretera de Cuesta Blanca, la colocación de barreras de control de acceso y la promoción del espacio para un turismo activo, dada su condición de mirador natural de la Sierra de Montilla.
Para Rafael Llamas, la adquisición de estos nuevos terrenos con recursos municipales supone un “magnífica noticia para Montilla”, que se debe agradecer, a juicio del alcalde, a la asociación de vecinos que “siempre nos guía y nos apoya con responsabilidad en lo que respecta a la conservación del Cerro Don Juan”.
En este sentido, el regidor tilda las nuevas inversiones anunciadas como “unas actuaciones de gran impacto ambiental”, pero “igualmente de valor para el desarrollo económico vinculado a la marca Montilla, puesto que los fondos europeos nos van a permitir también mejorar la conectividad, mediante nuevos senderos, del Cerro Don Juan con los lagares próximos a fin de que surjan nuevas posibilidades entre el turismo de naturaleza y el enoturismo en una de las zonas de mayor interés de la Campiña Sur”.
Por último, desde el colectivo vecinal, Daniel Jiménez ha mostrado también su satisfacción por lo que supone “proteger lo poco que queda en el término de Montilla de monte mediterráneo al comprar un terreno que pertenecía al Cerro Don Juan primitivo y que, por motivos varios, no se adquirió en su momento”.
Los informes medioambientales otorgan al Cerro Don Juan un interés significativo por albergar especies naturales de Sierra Morena, de la Campiña Sur y de las Sierras Subbéticas. El paisaje que podemos contemplar desde el privilegiado mirador es el típico y más usual de la campiña cordobesa. Como si de un mosaico se tratara, olivares, viñedos y cultivos de cereal se funden sobre los relieves de suaves colinas que se extienden por toda la zona, salpicados de numerosos cortijos y lagares.